El precapitalismo es el periodo de la historia, y fundamentalmente en el ámbito de economía, anterior a la aparición del capitalismo como tal y su evolución, o sea la revolución industrial.
El Capitalismo manufacturero es la segunda fase del desarrollo del capitalismo en la industria, precede a la producción maquinizada; empresa capitalista basada en la división del trabajo y en la técnica manual, artesanal. Como forma de la producción capitalista, la manufactura surgió a mediados del siglo XVI y predominó en ella hasta el último tercio del siglo XVIII. Lo característico de la primera forma de manufactura, la más simple estriba en que los trabajadores, que trabajan en sus casas, son explotados por el capital comercial. La fase siguiente de la producción manufacturera es la manufactura centralizada; con ella, los obreros asalariados explotados por el capital se concentran en un lugar.en el taller donde se concentran artesanos de la misma especialidad. La labor homogénea se descompone en diversas operaciones que se convierten en función especial de cada obrero por separado. La manufactura capitalista creó las premisas para la gran producción industrial, contribuyó a la ulterior división del trabajo, simplificó en gran manera muchas operaciones laborales, perfeccionó los instrumentos de trabajo, preparó obreros especialistas para pasar a la producción maquinizada.
El Capitalismo Industrial, que venía gestándose desde el siglo XVI, pero alcanzó su plenitud hasta el siglo XVIII, transformó los procesos productivos, transfiriéndolos del hogar o el taller artesano a la fábrica y convirtiendo el trabajo manual en mecánico, y exigió la aportación laboral de un numero cada vez más elevado de obreros. Este capitalismo industrial inicial era altamente competitivo, porque las empresas, de propiedad individual, eran pequeñas y numerosas en cada sector y, por tanto, ninguna de ellas tenía por sí sola poder suficiente para intervenir decisivamente en el mercado. Sin embargo, la rápida acumulación de capital, unida a los frutos inmediatos de la revolución tecnológica que se había operado, hizo que el proceso de crecimiento de las unidades económicas fuese cada vez mas acelerado. La consiguiente concentración se tradujo en e aumento tanto del tamaño de las empresas como de los capitales depositados en las instituciones bancarias y en las grandes sociedades anónimas. La consecuencia fue una sensible disminución del nivel de competencia y la aparición en distintos sectores de mercados oligopolistas y monopolistas dominados por pocas empresas o por una sola, las cuales podían de esta manera aumentar sus beneficios recurriendo a diversos métodos como adopción y control de patentes, reparto de territorios en exclusiva fijación arbitraria de precios, etc. En suma todo cooperó a hacer que sufriera un gran bajón el nivel de competencia típico del primitivo capitalismo industrial.
A fines del siglo XIX, las grandes potencias industriales, movidas por el deseo de conquistar mercados y fuentes de primeras materias cada vez más amplios, se repartieron los territorios de África, haciendo de este continente un sistema colonial. En esa misma época fue también notoria la expansión de Gran Bretaña en Extremo y Medio Oriente y, junto con Alemania, en China, Alemania por su parte, proyectó sus intereses sobre el Este europeo, mientras que EUA prevalecía en Ibero América y en el pacífico. De esta manera las grandes metrópolis llegaron a regir económica y aún políticamente la mayor parte del mundo.